Llega un momento en el que los responsables de una fábrica (gerentes, directores de producción u operaciones, etc.) empiezan a preguntarse si ha llegado el momento de automatizar su proceso productivo manual. Están experimentando un aumento en los pedidos recibidos, perciben que el número de incidencias por errores de fabricación se va incrementando, necesitan demasiados recursos humanos para hacer frente a la demanda…
En ese momento, cuando el estrés del día a día se expande por toda la organización debido al aumento de la carga de trabajo, se toma la decisión de automatizar el proceso sin analizar, con minuciosidad, todas las variables que intervienen en la vida del producto. La automatización de procesos es un gran avance y tiene muchas ventajas (y también inconvenientes), pero hay que analizar un detalle fundamental antes de lanzarnos a invertir: ¿nuestro proceso actual es todo lo eficiente que puede ser?
En la mayoría de los casos, por el hecho de estudiar la conversión del proceso en automatizable, analizamos a fondo todas las variables, directas e indirectas, que intervienen. Es aquí cuando nos damos cuenta de que nuestros procesos de fabricación manuales no son todo lo eficientes que podrían ser. La sorpresa viene cuando los datos muestran que el causante principal de esa falta de eficiencia no es el proceso manual en sí mismo, sino la degeneración del propio proceso (falta de mantenimiento, vicios adquiridos, soluciones poco pensadas y de ejecución cuestionable, etc.).
Cuando afrontamos proyectos de automatización de proceso, lo primero que hacemos es tratar de corregir las ineficiencias del proceso actual manual. Los resultados de reducción de tiempos e incidencias son tales que en muchas ocasiones no se llega a acometer la automatización.
Con esto puede parecer que nos tiramos piedras a nuestro propio tejado, nada más lejos de la realidad. En la búsqueda de la excelencia de la fabricación las fases son inagotables, y no hay duda de que llega un momento en el que los procesos manuales, rindiendo a plena capacidad, no cumplen con las necesidades de nuestra actividad y lo apropiado es automatizar. Pero caer en el error de automatizar sin analizar el proceso puede multiplicar el problema en lugar de reducirlo.
Con respecto a los sistemas DCS o sistemas de Control Distribuidos, conocí a todos los fabricante desde Toronto hasta Arizona donde está Honeywell, Fisher Control Foxboro Fisher and Porter, Taylor en Rochester, Foxboro y otros, las diferencias son marginales, son todos son bueno lo importante es conocer el proceso que se quiere automatizar, para saber la razón Integración v/s Distribución, redundancia, comunicaciones hay otros parámetros y respaldo en plaza.